Skyline

 

Skyline

Las medidas de esta obra son 82 x 120 cm.

A menudo lo que nuestro ojo no identifica a primera vista y asimila a una forma concreta, suele descartarlo como lógico y formal, y rápidamente casi por deformación cultural y ese manido tic que nos lleva a etiquetar y catalogar el arte, lo califica de abstracto. A Kurt le gusta hacer creer al espectador que lo que está viendo es pura abstracción, para demostrarle, a veces con un mero título u otras con un poco de dedicación que la abstracción no existe como tendencia pictórica, y que aquello que etiquetamos como incomprensible inasible o ilógico no lo es. La naturaleza está plagada de abstracción, al punto de decir que la abstracción es un simplismo mayúsculo cuando de lo único que se trata de sorprender sin más. En esta obra en concreto, y en otras tantas como “Naufragio” o “La quema”, el autor burla la abstracción para demostrar que la realidad es abstracta al punto de poder decir que la abstracción como lenguaje pictórico no es un artificio, ni un descubrimiento moderno. Skyline es la imagen clara y sin engaños de un cielo que se produce todos los días en algún lugar del mundo. Eso es de todo menos abstracto.

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