La II República fue pródiga en experiencias educativas. Como muchos historiadores de la misma han remarcado, sus principales dirigentes tenían un fuerte marchamo intelectual por lo que no nos debe resultar extraño que la educación fuera uno de sus principales objetivos. Ello, además, en el contexto de una España donde la pobreza y el analfabetismo eran características esenciales de la sociedad.
Fueron, por tanto, los maestros, protagonistas de excepción de aquel cambio social que se pretendía y que, lamentablemente, frustraron los elementos más reaccionarios de la sociedad. A consecuencia de este protagonismo, fueron también uno de los colectivos que más fuertemente sufrió las represalias ulteriores del franquismo. Una vez terminada la guerra, cualquier experiencia innovadora en el ámbito de la educación, de entre las muchas llevadas a cabo por los distintos gobiernos republicanos, quedaron anuladas para volver a las rancias técnicas educativas que habían ayudado a conservar una sociedad donde el inmovilismo social venía de antaño y se conservó fortalecido durante unas cuantas décadas más.
En Mollina (Málaga) nació una de esas maestras que contribuyó de modo relevante al mundo de la innovación educativa de la época. Se trata de Elisa López Velasco, la autora de una de las obras más relevantes y avanzadas sobre la enseñanza del dibujo escritas en castellano. Elisa nació el 19 de febrero de 1884 a las 5 de la tarde, en el domicilio de sus padres. Era hija de Juan López Moreno y Gertrudis Velasco Pacheco, ambos naturales del pueblo vecino de Humilladero. Debían de ser de extracción social humilde, ya que en la partida de nacimiento de la niña, consta que la profesión del padre es “del campo” y la de la madre “de su casa”.
Realizó sus primeros estudios de magisterio en Sevilla y su inicio en el mundo de la enseñanza se produjo en las poblaciones onubenses de Villablanca y Sanlúcar de Barrameda. Más tarde se traslada a Madrid donde completa su formación en la Escuela Superior de Magisterio. No debía ser pobre su expediente académico, ya que becada por la Junta de Ampliación de Estudios (JAE) viajó a Francia y Bélgica para completar su formación. Entró a formar parte del Grupo Escolar Cervantes (desde 1920 a 1935), liderado por Ángel Llorca. En dicho grupo y bajo los principios docentes de lo que denominaron Escuela Activa y Escuela Nueva desarrollaron toda un sistemática educativa que se vio también influenciada por los viajes que a través de la Junta de Ampliación de Estudios, continuaron realizando a Francia, Alemania, Austria, Suiza e Italia. Como puede verse la ruptura del tradicional aislamento educativo español fue uno de los objetivos clave de este grupo de docentes.
Además de su vinculación con el Grupo Escolar Cervantes, también la había estado anteriormente con el Instituto Escuela, otro de los organismos creados por la JAE, y que tenía la finalidad de difundir en la enseñanza secundaria los principios pedagógicos fundamentales de la Institución Libre de Enseñanza.
También colaboró Elisa con el Museo Pedagógico, un centro surgido de la Institución Libre de Enseñanza y que tenía como finalidad el estudio de los problemas modernos de la pedagogía y el conocimiento de los movimientos pedagógicos extranjeros. Desde luego, la presencia de nuestra mollinata en todo lo que fuera innovación educativa no podía discutirse.
Afiliada a la Federación de Trabajadores de la Enseñanza de la UGT, llegó a formar parte de su ejecutiva, siendo la primera mujer que lo lograba. Todo un éxito para una época. Allí compartió ejecutiva con el que luego fuera Secretario General del PSOE hasta el Congreso de Suresnes, Rodolfo Llopis.
Aparte de por su amplia experiencia en pedagógica, sobre todo en el Grupo Escolar Cervantes, a Elisa se la conoce por haber escrito una excelente obra sobre la didáctica del dibujo, La práctica del dibujo en la escuela primaria, Espasa-Calpe, Madrid, 1933. Es una monumental obra, en cuatro tomos, enfocada hacia la formación del docente de dibujo. En ella no solo expone la parte técnica sino también la pedagógica.
Adelantada más de un siglo a su época, su método para la educación del dibujo parte de tres imperativos básicos que debe cumplir el medio educador:
- Libre actividad como imperativo biológico
- Exigencias de la cultura; Placer del ejercicio como estímulo del trabajo
- Exigencia social; capacitación total humana
Escuela Activa y Escuela Nueva es como desde el Grupo Escolar Cervantes apelan a su particular estrategia docente. Aplicados al dibujo, Elisa nos lo describe así:
«este método es intuitivo en las primeras edades, es gradual cuando toma la Naturaleza para interpretarla objetivamente, es intuitivo-creador en el dibujo decorativo, es matemático-natural cuando se aplica al dibujo geométrico, y es activo siempre porque se funda en el hacer libremente dentro de un círculo obligado de modelos. Es libre en el procedimiento».
Un aspecto que me llama poderosamente la atención en lo que la autora prescribe para los docentes es que estos podrían no ser buenos especialistas técnicos en la materia, ya que para Elisa el dibujo
«es técnica de un hacer manual, pero es antes y sobre todo el cultivo de la emoción personal, del fino y trascendental sentir estético; es acción y sentimiento»
Insiste igualmente en un principio que ya en su época está marcando muchas iniciativas pedagógicas en Europa. Se trata de hacer de la escuela un sistema que no se centre en llenar al niño de conocimientos o técnicas sino que se esfuerce en activar en él su capacidad de manifestarse al exterior para que en esa proceso sea capaz de adquirir por sí mismo los conocimientos.
En concreto, la autora defiende al dibujo como un incentivador de las facultades intelectuales, un elemento que junto al lenguaje y al trabajo manual constituye el inicio del sistema de expresión del niño:
«El dibujo por tanto, es lenguaje, Kerchensteiner, el organizador de las Escuelas de Munich, gran psicólogo especializado en dibujo infantil, ha dicho que lenguaje, dibujo y trabajo manual son la trilogía lingüística de la infancia».
Otro de los principios relevantes de la autora viene definido por su frase «El dibujo no se enseña se aprende». Digamos que resto con ello importancia al hecho de que la cualificación técnica del docente deba ser muy elevada. A dibujar se aprende dibujando y no adquiriendo contenidos técnicos.
«La técnica es lo último en el proceso, viene esa capacitación con una práctica acertada. El sentimiento es primero placer; al niño le gusta dibujar, se interesa por sus proyecciones gráficas y llegará a sentir la belleza como una manifestación permanente de su vida, cuando se ha formado en un medio estético, cultivando el dibujo en una dirección acertada.»
Digamos que con la enseñanza del dibujo no le interesa a Elisa formar artistas sino ayudar en el desarrollo intelectual del niño, servir de aliciente en el descubrimiento de la belleza como un camino que se torne imprescindible en todo su devenir vital.
Por último y para continuar resaltando lo que de innovador tiene la teoría educativa que la autora desarrolla, hemos de mencionar también la importancia que le da a la igualdad entre niños y niñas respecto a la enseñanza del dibujo. En un momento histórico en el que la enseñanza primaria marca fuertemente los roles y orienta en direcciones distintas la formación de uno y otro sexo, Elisa nos indica:
«ha sido un error de nuestra escuela intelectualista, muy del siglo XIX, creer que el dibujo había de ser diferente en la escuela de niños y en la de niñas».
Es una pena que no nos esté siendo fácil recabar más información de la vida de Elisa. Sus detalles biográficos son bastante opacos. De su muerte prácticamente no sabemos nada. Su ficha de la wikipedia (con todas las prevenciones que hemos de tener sobre este medio) solo indica:
«La doble circunstancia de su militancia política, su vinculación con la Institución Libre de Enseñanza y el hecho, observado por algunos investigadores, de que no se haya tenido noticia de reclamación de derechos de sus obras, son premisas que apuntan a una conclusión común a otras muchas víctimas de la Guerra Civil española. A fecha de 2017, es presumible que murió en los primeros días de la contienda, en 1936».
Igualmente, del Centro Documental de la Memoria Histórica solo hemos podido rescatar un documento donde se la menciona y es una simple carta de recomendación que le remite un interesado al formar ella parte de un tribunal académico.
Hace unos pocos día, el 8 de marzo de 2019, en Mollina, su localidad de nacimiento se organizó un acto de homenaje para Elisa. El artista Kurt218, residente en dicha población, coordinó la realización de un cuadro que la representara. En el cuadro participaron alrededor de cincuenta mujeres de la localidad, entre niñas de la academia de pintura de Kurt, madres de las mismas y otras de la localidad. El siguiente vídeo narra como se produjo dicho proceso así como la presentación del mismo en el Ayuntamiento de Mollina, a cuyo fondo pictórico se ha legado la obra.
Bibliografía
CELADA PARANDONES, Pablo y ALONSO CASTRO, Nicolás. La enseñanza del dibujo: Un recorrido por el modelo académico difuminado en la práctica escolar. Ponencia de las Actas del XVIII Coloquio de Historia de la Educación: Arte, literatura y educación, Vol. 2, 2015.
MARIN ECED, Teresa. La renovación pedagógica en España (1907-1936), CSIC. Madrid, 1989.
NOTA: Quiero agradecer a Inmaculada Castro, bibliotecaria de la Biblioteca Municipal “Carlos Cano” de Mollina, la información y el material que ha compartido conmigo para la realización de este artículo.